FALADOIRO: Venres 11 de abril, 19 horas, aula de BALDRÁNS
Os fillos e as fillas desexan aprender, teñen que construir aprendizaxes e a compañía da familia resulta fundamenta, imprescindible, insustituible e irremplazable. Ainda que non o manifesten nas súas miradas esta: ACOMPÁÑAME A APRENDER!
Acompañar aos fillos e fillas a aprender significa darlles autonomía, deixarlles facer cousas, significa prestarlles atención, significa crearlles situacións ricas en estímulos (ir ao cine, ir á biblioteca, ir de andainas, ir ao monte, ir de compras,...), escoitalos, signifca darlles afecto,...
Pero non significa facer as cousas por eles, non significa recortar por eles, recoller os xoguetes por eles,...
A sociedade demanda nenos e nenas competentes e as familias xunto co profesorado e a contorna social debe por en xogo tódalas estratexias e posibilidades para acadalo. Deben ter competencia matemática, lingüística, social e cidadá, cultural e artística, en tratar a información e competencia dixital, en interaccionar co mundo físico e, o que é moi importante, competencia en APRENDER A APRENDER e INICIATIVA E AUTONOMÍA PERSOAL.
Para educar existen pálabras e accións máxicas!
Para coñecelas debemos deternos nas aportacións da psicóloga BEATRIZ FONTANO GONZÁLEZ (Gabinete psicopedagóxico A LOURIÑA):
As familias deben descubrir las habilidades y recursos que todos tenemos para educar.
Todos los padres ponen en práctica muchas estrategias con éxito. Si bien, es cierto que no suelen ser sensibles a sus logros, si no, más bien a sus fracasos. La frustración de los padres ante estos episodios se traduce en conductas no siempre comprendidas por los niños porque éstos no llegan a tener claro qué es lo que esperamos de ellos en dichas circunstancias y, lejos de arreglarse el problema, empeora la situación notablemente. Cuando esto sucede, “los efectos secundarios” se irradian, se propagan a otros ámbitos de la vida de los hijos (familia extensa, escuela, actividades extraescolares….) que en ocasiones pueden llegar a ser altamente perjudiciales para el desarrollo afectivo y social de los más pequeños.
Aprender a no perder el control de nuestra propia conducta en situaciones de tensión ante la aparición de comportamientos no deseados.
Es importantísimo recordar que las actitudes y aptitudes educativas que adopten los padres a lo largo del desarrollo del niño, servirá de modelo para ellos y, por lo tanto, somos los primeros en tener la obligación de dar ejemplo de cómo se deben resolver los conflictos.
El mayor temor de los padres que nos consultan, tiene que ver con la sensación de pérdida de control. Cuando no son capaces de reconducir al niño en momentos de máxima tensión, (rabietas, desobediencia, peleas, incumplimiento de horarios…), muchos de ellos tienden a pensar que algo no va bien en el niño y enseguida suelen hacer atribuciones que, la mayoría de las veces, sitúan el origen del problema conductual en otras esferas que nada tienen que ver con la realidad. Me refiero a que piensan que sus hijos padecen algún trastorno de personalidad, o bien que algo está sucediendo en la escuela, o que son celos patológicos de los hermanos, de los primos, que lo malcrían los abuelos, entre otros.
Para evitar esta sensación de impotencia y de pérdida de control a la que antes me refería, es fundamental incidir y dejar constancia de la importancia de la educación como método principal de prevención contra la aparición de conductas patológicas. Para ello existen 12 elementos clave, palabras esenciales en el diccionario de cualquier educador y así saber cómo afrontar la inmensa mayoría de los conflictos. De este modo, lograremos una educación adecuada, proporcionada y equilibrada. En definitiva, en condiciones normales, son los progenitores los principales agentes del cambio.
Cada niño es un mundo y no hay estrategias universales eficaces para todos ellos. Lo que funciona bien en un niño puede no ser eficaz en otro. Aún así, hay una serie de principios que utilizados con la suficiente destreza pueden ponernos en el buen camino para establecer, modificar o eliminar conductas en niños. A continuación exponemos con carácter general algunos de ellos:
Los ingredientes mágicos son:
1-LÍMITES: Son fundamentales. Atrévase a poner límites a sus demandas. Si no lo hace a edades tempranas luego será mucho más difícil establecerlos. Intente explicarle su punto de vista de forma calmada y adecuándola a la edad del niño. No utilice el tono imperativo ni los gritos. Hágale saber más bien que está triste por su comportamiento, que está decepcionado, pero manténgase firme en su posición. Es necesario establecer, desde la primera infancia unos hábitos adecuados en alimentación, ritmos de sueño, etc... Son los propios padres los que han de marcar sus propios límites y normas en función de la edad del niño y sus valores educativos. Poner límites no debe plantearse como un trabajo coercitivo con el niño, sino como un juego de equilibrios, en el que el niño va a aprender el sentido de dar y recibir, al tiempo que va interiorizando una serie de pautas y valores que le servirán más adelante como referentes.
2-CLARIDAD: Sea claro en las instrucciones. Si queremos establecer límites, el niño debe saber exactamente qué le pedimos. Si le decimos "pórtate bien" esto puede suponer diferentes cosas en diferentes situaciones. Es más eficaz concretar la demanda en una situación concreta. Por ejemplo en una situación de paseo por la calle le diremos "no cruces hasta que esté el semáforo verde", en la casa en situación de juego "no tires los juguetes".
3-ATENCIÓN: Préstele atención cuando realice las conductas deseadas en caso contrario retíresela. El halago verbal y sincero funciona muy bien como apoyo de otros refuerzos. En caso de aparición de una conducta disruptiva (rabietas...) retire la atención sobre el niño (Tiempo Fuera). Un premio no esperado y contingente a la realización de alguna conducta deseada aumentan la probabilidad de que vuelvan a ocurrir. Puede establecer también premios y consecuencias contingentes a las diferentes conductas (Economía de Fichas - Coste de la respuesta).
4-COMPLICIDAD: Cuando se establecen unos límites o normas, estos deben ser respetados por todos los miembros de la familia. Padres, hermanos o abuelos deben actuar de igual modo ante las conductas problema del niño. Si sólo es el padre o la madre la que exige ciertos requisitos al niño, el avance es mucho mas complicado sino imposible.
5-MINIMIZAR: Cuando dé instrucciones minimice el NO. Con niños es más efectivo el decirle lo que debe hacer que lo que no debe hacer. Por ejemplo es más conveniente decirle: "habla bajito" que "No chilles". La primera la experimenta como una sugerencia la segunda como una imposición.
-Debemos siempre desaprobar las conductas (morder, desobedecer, gritar....) nunca al niño (eres un desastre, eres muy malo, eres...).
6-ELECCIÓN: Que elija él. A la hora de darle instrucciones podemos minimizar la probabilidad de desobediencia si proporcionamos al niño varias opciones para que él elija. Por ejemplo en lugar de decirle sólo: "recoge los juguetes", podemos añadir: "mamá va a ayudarte a recoger los juguetes, ¿dime cuales prefieres guardar tu? Al niño se le recuerda que la responsabilidad de guardar los juguetes es suya, pero, a la vez, tiene cierta sensación de control sobre la situación y tolera mejor la demanda del adulto. Una vez establecido el hábito de recoger probablemente lo haga sin demasiadas quejas y ayudas.
7-EXPLICACIÓN: Acompañe la demanda con una explicación breve. Si damos una explicación a una instrucción dada podemos ayudar a que interioricen valores de conducta. Por ejemplo podemos decirle: "si pegas a tu hermanito se pondrá triste y no querrá jugar más contigo". Se trata de que entienda que nuestra demanda no es por capricho o por llevarle la contraria, sino por que tiene unos efectos molestos sobre nosotros u otras personas y que esto comporta consecuencias.
8-ALTERNATIVA: Una alternativa cuando tengamos que decir NO. Cuando tengamos que pronunciar un NO es importante minimizar su efecto con una alternativa: "NO te puedo comprar una pasta antes de comer, pero sí te daré después el helado que te gusta".
9-FLEXIBILIDAD: Debemos crear limites y normas pero a la vez hay que saber ser flexibles en situaciones especiales a valorar por los padres. Los niños crecen y los problemas y sus circunstancias cambian. Debemos estar abiertos a revisar y modificar el sistema de contingencias cuando sea necesario. Una rigidez extrema en la configuración del sistema y sus normas es la mejor invitación a su incumplimiento.
10-COHERENCIA: Tiene que haber coherencia entre lo que se le exige al niño y lo que él observa en su entorno más inmediato. No podemos pedirle obediencia y respeto hacia la madre a un niño que vive en un entorno de menosprecio o maltrato familiar.
11-CONTROL: Controle sus emociones. Cuando estalla el problema. Cuando su hijo ha repetido la conducta que no deseamos, cuando nos llaman del colegio, cuando todo parece hundirse...tómese un tiempo antes de responder. Sabemos que es complicado y que si no se lanza un grito algo parece romperse en nuestras entrañas. Es fundamental el control de las emociones. Nuestro objetivo es educar al niño. Si somos demasiado emocionales no estamos en condiciones de ofrecer el mejor modelo de nosotros mismos. Proporciónese un tiempo de respiro, retire la atención al niño de la forma que permitan las circunstancias, hágale saber inmediatamente su disgusto y luego en frío analice la situación y tome las decisiones oportunas. No razone en caliente. Ni usted ni su hijo están entonces en las mejores condiciones.
-No caiga en la trampa de enzarzarse en un diálogo de recriminaciones con su hijo. Es la mejor forma de acabar estableciendo un tipo de relación conflictiva o coercitiva que no le va a llevar a ninguna parte. Esto no quiere decir que la mala conducta no deba tener sus consecuencias para el niño, sino que éstas deben ser pensadas en frío aunque aplicadas lo antes posible para que sean efectivas.
12-CONSTANCIA: Es básico ser constante en la aplicación de cualquier estrategia que quiera modificar o establecer conductas. No se desanime a la primera de cambio. Suele ocurrir que cuando se aplican límites o normas por primera vez se produzca una reacción negativa. Esto es especialmente notable en aquellos casos en los que el niño percibe que se le van a retirar ciertos privilegios. Ello puede provocar, de inicio, un aumento de la frecuencia y magnitud de los episodios problemáticos que luego, en la mayoría de casos, remiten y se corrigen.
Y SI TODO FALLA: Hemos dicho ya que cada niño es un mundo y cada conducta problemática es fruto de multiplicidad de factores externos e internos. Cuando el comportamiento se hace incontrolable, pese a la dedicación y esfuerzo de los padres o tutores, busque ayuda en algún profesional de la salud infantil (psicólogo infantil, pediatra...). El peor aliado es dejar pasar el tiempo sin actuar.
Búsqueda de alternativas cuando se tiene la sensación de que todos nuestros intentos son fallidos.
Reflexionar sobre los obstáculos con los que se encuentran las familias en la actualidad para cumplir con la responsabilidad de ser padres y madres competentes.
Los cambios sociológicos en el ámbito familiar hacen que coexistan múltiples tipos de familias y cada una de ellas tiene sus propios condicionantes: familia tradicional, tradicional extensa, monoparental, adopciones nacionales e internacionales, parejas del mismo sexo, separados, divorciados, viudos…
Todas ellas son diferentes y por lo tanto poseen sus propias creencias y valores que las hacen únicas y exclusivas. Lo que hay que matizar es que todas las familias son imperfectas. No existe un modelo estándar de familia para la mejor o peor educación de un niño. En su imperfección y en sus limitaciones, la familia más adecuada será aquella capaz de educar de manera responsable, asumiendo sus obligaciones, proporcionando mucho AMOR, RESPETO, MIMO Y AUTORIDAD: ELIXIR PARA EDUCAR NIÑOS Y NIÑAS FELICES
Dónde encontramos el principal obstáculo a la puesta en práctica de todo lo mencionado anteriormente? La inmensa mayoría de las familias entrevistadas a lo largo de veinte años de ejercicio profesional califican la AUSENCIA MATERIAL DE TIEMPO para dedicar a sus hijos como el enemigo principal que sabotea diariamente convivencia familiar… A lo largo de nuestra vida, nos encontramos en situaciones difíciles que nos ponen a prueba tanto a nivel personal como laboral y familiar.
Factores que alimentan el estrés cotidiano como pueden ser el ritmo de vida, el estrés laboral, cambios de hábitos, enfermedades de los padres o de los propios niños, la crisis económica… secuestran, literalmente, nuestros estados de ánimo para afrontar con energía la tarea tan intensa de educar generando así, dificultades no sólo en los hijos sino también en nosotros mismos.
Cuando todo falla, debemos serenarnos y pensar qué puede estar sucediendo en nuestro entorno, si ha surgido algún problema en la escuela, si ha sucedido algo en casa… Analizaremos, con calma, las normas que habíamos establecido, por si olvidamos cumplir alguna de ellas, o bien si ya no son útiles porque los niños han evolucionado y tienen ya otras necesidades. En último caso y una vez hecho este análisis, si no encontramos la fórmula adecuada para encarrilar la situación, será el momento de pensar en acudir a un profesional
CANTAS COUSAS COMPARTIMOS!
CANTO SE APRENDE XUNTOS!