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martes, 8 de noviembre de 2016

FALAMOS DE DISLEXIA

  

 

 

Hoy se conmemora el Día Mundial de la Dislexia: Alrededor del 5% de la población mundial tiene dificultad en la lecto-escritura. OMS.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.

La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico con una gran carga hereditaria que afecta al aprendizaje y que supone una dificultad persistente en la lectura y escritura que suele ocasionar problemas desde la escolarización. Se estima que entre un 10% y un 15% de la población general podría padecer algún grado de dislexia.
Para la clasificación internacional de enfermedades en su décima versión (CIE-10), los disléxicos manifiestan de forma característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión.
Según explica a Infosalus, Araceli Salas, educadora infantil, terapeuta de psicomotricidad y fundadora de la Asociación Dislexia y Familia (Disfam), cuando los niños se enfrentan en primaria a la lectoescritura, que supone la necesidad de recordar los sonidos que se asocian a cada letra, se presentan dificultades para memorizar y con ello las primeras dificultades en el ámbito escolar.
 “No hay dos niños ni dos adultos iguales en lo que se refiere a la dislexia que padecen”, señala Salas sobre la singularidad individual del trastorno y aclara que la dislexia puede venir acompañada de otras dificultades como las alteraciones en la memoria a corto plazo, los problemas de lateralidad (no se distingue bien entre derecha e izquierda) o una peor motricidad.
 ntre quienes padecen dislexia se presentan también características comunes como una mayor creatividad, un pensamiento más afín a las imágenes y lo visual y una mayor capacidad de intuición. La inteligencia de estos menores y adultos con dislexia está preservada e incluso superan la media en muchas ocasiones.
Los estudios de neuroimagen en los que se ha comparado el funcionamiento cerebral en personas con y sin dislexia han mostrado que el cerebro de quienes padecen el trastorno no procesa igual la información referida a la lectura, escritura o espacio que aquellos que no lo padecen. Además, la comunidad científica ha identificado ya diversos genes que influyen sobre el desarrollo del trastorno.
La dislexia es crónica y no existe cura aunque sí un abordaje que proporcionan educadores, pedagogos, logopedas y que se basa en un aprendizaje multisensorial, asistido por las nuevas tecnologías y las nuevas tendencias educativas que fomentan las inteligencias múltiples y la cooperación que deja atrás el sistema tradicional de enseñanza basada únicamente en lo escrito.

Detectar la dislexia a tiempo

Salas señala que si no se diagnostica en las primeras etapas escolares y comienzan las dificultades para aprender a leer y acceder a los contenidos educativos el nivel de ansiedad de estos niños va en aumento.
“Son niños listos que se dan cuenta de que los demás van más rápido y en esta comparación su autoestima queda muy perjudicada”, apunta Salas que hace un llamamiento no sólo a padres sino también a la comunidad educativa y sanitaria a través de los pediatras para tomar conciencia de un problema que se convierte en social cuando estos niños crecen y tienen dificultades en todas las esferas de su vida.

 

 

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.

Según el CIE-10, los disléxicos manifiestan de forma característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión, (OPS, 1997).

Para Etchepareborda y Habib, 2000, la dislexia es una dificultad para la descodificación o lectura de palabras, por lo que estarían alterados alguno de los procesos cognitivos intermedios entre la recepción de la información y la elaboración del significado.

El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues, dentro de este, todos los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cuál el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de materias como Conocimiento del Medio, porque no es capaz de llegar a su significado a través de la lectura.

El niño/a disléxico debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, a distraerse y a rechazar este tipo de tareas. Los padres y profesores procesamos esta conducta como desinterés y presionamos para conseguir mayor esfuerzo, sin comprender que estos niños, realizando estas tareas, se sienten como si de repente, cualquiera de nosotros, nos viéramos inmersos en una clase de escritura china(definición extraída de la web: www.ladislexia.net)

La dislexia, es mucho más que tener dificultades en la lectura y en la escritura, ya que existen problemas de compresión, de memoria a corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre la derecha y la izquierda, dificultades en las nociones espacio-temporales…debemos tener en cuenta que no existen dos disléxicos idénticos y por tanto cada caso es único y no tiene por qué presentar la totalidad de los síntomas.